Dejarse acompañar
4 octubre, 2021
Ningún día se repite, no hay dos noches iguales, dos besos que dieran lo mismo, dos miradas en los mismos ojos.
“Nada ocurre dos veces” Wisława Szymborska
En el marco de la campaña de prevención de cáncer de mama, fui invitada a escribir algo en relación a la importancia de contar con un espacio psicológico en este proceso. Vale aclarar, que como profesionales psicólogos nos formamos para escuchar la singularidad, eso que hace que cada quién sea único e irrepetible. Desde esta lógica, sería un contrasentido indicar tratamientos para “todos los que atraviesen determinada situación”, ya que cada sujeto tiene derecho a elegir como transitar cada proceso, incluso algo tan movilizador como una enfermedad. Habrá quienes deseen consultar, y habrá quienes no, quienes deseen acompañarse de otra forma.
Quizá esta palabra sea la importante, el dejarse acompañar, de la forma que sea, por otros. ¿Y dejarse acompañar para qué?
Susan Sontag escribió “La enfermedad y sus metáforas” en 1978, mientras se trataba por un cáncer. La autora interpela seriamente las “teorías psicológicas” relacionadas al cáncer, ya que a su parecer, le atribuyen al paciente la doble responsabilidad de haber caído enfermo y de curarse. Sontag sostiene que su propósito con dicho ensayo era aliviar el sufrimiento innecesario, calmar la imaginación, no dar significado, sino que privar de significado, para no pasar a sufrir más por pensar en la enfermedad que por la enfermedad misma.
Me parece importante lo que nos enseña Sontag, ya que así como sufrir y enfermar forman parte de la condición humana, hablar y significar los sucesos también. Entonces, acompañar sin inventar significados culpogénos, acompañar el proceso, las decisiones subjetivas de cada paciente, los deseos que le hacen la contra a la enfermedad y que aferran a la vida, acompañar y dejarse acompañar para aliviar un poco el sufrimiento, el innecesario al decir de Sontag, y también el inevitable.
En tiempos de tanto “aislamiento social”, no olvidarse que necesitamos de los encuentros con otros, que a partir de los vínculos crecemos, nos fortalecemos, nos enriquecemos mutuamente, nos acompañamos. ¡Y esos encuentros pueden ser de tantas formas y colores! Escribiendo, leyendo, hablando, compartiendo, y porque no, acompañarse acompañando a otros también.
Lic. Diaz Yamel Mariela – MP 9050
Cerro Privado
Nobis ¡Cuidate bien!